Le gusta vestir de blanco y por eso luce una musculosa. Sus pantalones largos muestran su sello de categoría. Para muchos se convirtió en una celebridad. Otros lo consideran un exponente fashion que nada tiene que ver con el nuevo apodo: “el pelado Alvarez”.
Aún entre rejas no deja de ser un tipo distinto. Una faja le cuelga sobre una de las piernas, y sus pies muestran sandalias chatas. Sigue siendo “Gaby”, como lo llaman amigos y familiares. Está preso. Una tarde de verano en Punta del Este, viajaba junto a su secretario y chofer en un auto importante. Se maneja como se vive, dijo alguien. Terminaron estrellados a un costado de la ruta.
Algunos famosos, montados en cuatriciclos corrieron a ver que pasaba con él. Con Gaby. A pocos metros, sobre el pavimento había dos pibes tirados. Muertos. La moto en que iban, destrozada por el choque.
“Fue Gaby”, dijo su amigo. Gloria Pérez del Cerro, tenía 31 años. Fernando Cichiari, 32. Ya no están. El descontrol del glamour se los llevó por delante.
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