La vida no tiene argumento. Por tal motivo resulta más interesante que cualquier cosa que uno pueda decir o pensar. El lenguaje -debido a su propia naturaleza- ordena las cosas. Pero la vida no tiene orden. Incluso los escritores que respetan la bella anarquía de la existencia intentan meterlo todo dentro de sus obras. Y hacen que la vida parezca más ordenada de lo que es sin conseguir contar la verdad sobre la gente y el mundo. Por eso la gente y el mundo son más interesantes que cualquier personaje, que cualquier historia, que cualquier ficción.
Erica Jong/ Miedo a volar