martes, 15 de septiembre de 2009
Besar la arena
En la orilla del mar se veían sinuosas y estrechas franjas horizontales. El mundo se reducía a unas cuantas líneas largas y rectas apretadas entre el cielo y la tierra. El misterio del mar no era algo nuevo. Era un enigma conocido que volvía con las olas. Las gaviotas pasaron el verano dando vueltas y vueltas sobre los barcos, burlándose de nuestros vanos intentos de fingir que todo iba bien, que no pasaba nada, que el mundo seguía girando como siempre.
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