martes, 29 de diciembre de 2009

La vida breve / Mejor novela 2009


La vida breve –del uruguayo Juan Carlos Onetti- es sin duda la mejor novela de 2009. Esto es así aunque el libro haya sido publicado en 1950. Sigue siendo así aunque su reedición más reciente no se haya producido en este año. No lo es menos porque su autor, un ermitaño que se la pasó tirado en una cama aferrado a su botella de whisky, no esté de moda. El arte sólo es noticia para el periodismo. En esa obra respira un personaje fantasmal (Brausen) cuya esposa Gertrudis ha sufrido la ablación de un pecho. Esa falta es el detonante que hace tambalear el mundo del protagonista hasta el límite de renunciar a su pareja. La novela parte de un vacío que luego se compensa con la creación de un nuevo personaje femenino (Elena Sala) a cargo de reparar el hueco inicial. La vi avanzar en el consultorio, seria, haciendo oscilar apenas un medallón con una fotografía entre dos pechos demasiado grandes. Elena, como la literatura, mitiga en parte las carencias de Gertrudis, las de una vida incompleta que sólo el arte corrige. La novela tiene una última línea que debería figurar entre las mejores de la literatura universal. Pero no conviene empezar por ahí. Para saber por qué es tan buena hay que recorrer antes todo el camino del libro hasta llegar al final. Algo parecido a lo que pasa en la vida.

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