jueves, 19 de marzo de 2009

Rechoncho y criminal

A pesar de sus 80 años y su andar pesado, mantiene sus bravuconadas y la mirada incisiva. Quizás, trató de pasar desapercibido como un abuelito que sale de compras para el fin de semana. O tal vez, pensó que ya nadie se acordaría de su cara. Lo cierto es que la memoria se mantiene viva sobre algunos personajes que escribieron páginas negras del crimen en la Argentina.
Arquimedes Puccio, condenado por comandar una banda dedicada a secuestrar y asesinar a empresarios en su casa del barrio bonaerense de San Isidro, dejó en forma momentánea la vivienda donde se aloja -por gozar de la libertad condicional- y fue de compras a un supermercado, ubicado en las calles 13 y 20, pleno centro de la ciudad de General Pico, en La Pampa Argentina.
Vestido de pantalón para gimnasia y con una campera, tomó un carro y comenzó a tomar los productos de las góndolas. Aceite, fideos, queso y otros alimentos fueron lo que hizo pasar por la caja, entre miradas indiscretas. Su cuerpo rechoncho y su andar está lejos de aquel hombre que asistía a misa, con trajes oscuros, cuando su vida transitaba por barrios de personas ricas.
Al ser descubierta su identidad en el supermercado, comenzó con gestos ampulosos a quejarse. Cruzó por una de las puertas de salida, acompañado de un joven empleado que empujaba el carro con las compras. Insultó a periodistas y reporteros gráficos. Y después pidió que no se vulneren “sus derechos constitucionales”.
Ante cada pregunta si estaba arrepentido de su pasado criminal, respondió con silencio o más insultos. Algunos vecinos que lo reconocieron se mostraron indignados con su libertad. “Pensar que yo estaba haciendo la compra a su lado”, dijo una de las mujeres que salía del supermercado.
Puccio caminó unos 40 metros, hasta que ubicó una remisería y solicitó un auto. El cadete cruzó con él para cargar las bolsas en el baúl, al tiempo que otros vecinos comenzaron a manifestar su bronca con su presencia. Arquímedes no se privó de hacer ademanes ofensivos con su brazo izquierdo, hasta que el auto de alquiler lo alejó del lugar.
El ex-jefe del “clan Puccio”, vive en la ciudad desde julio del 2008 cuando abandonó la Unidad Penitenciaria 4 de Santa Rosa y fijó domicilio en la calle La Fraternidad y 106 de General Pico. Allí reside en la casa de un apicultor y miembro de la congregación religiosa a la que se convirtió Puccio. Durante los próximos cinco años deberá comparecer ante cualquier llamado del Patronato de Liberados, tras lo cual se dará por cumplida su condena. Desde hace meses descansa en un juzgado un pedido suyo para poder viajar a Buenos Aires y alojarse allí. El hombre que comandó la familia de la muerte, esta solo y espera. Los ciudadanos decentes vomitan su bronca cada ven que su cabeza calca asoma a las calles.

PARA NO OLVIDAR:

Víctimas Ricardo Manoukian: Tenía 24 años y era amigo de Alejandro Puccio. Fue secuestrado el 22 de Julio de 1982, en San Isidro. Se lo llevaron cuando salía de un depósito de los supermercados de la familia, en Martínez. Por él pagaron un rescate de 500.000 dólares. Pero igual lo asesinaron. Eduardo Arlet: Ingeniero Industrial, hijo de un empresario metalúrgico, fue secuestrado el 5 de Mayo de 1983 en Barrio Norte. Estaba casado y tenía 25 años. Se conocía con Alejandro Puccio porque jugaba al rugby. Su familia pagó 100.000 dólares. Pero lo asesinaron. En 1987, hallaron su cadáver en General Rodríguez.Emilio Naum: Dueño de dos casas de ropa, tenía 38 años. El 22 de Junio de 1984, vio que Arquímedes Puccio -a quien conocía- le hacía señas y paró con su auto. Se resistió, le pegaron un tiro en el pecho. Fernández Laborda confesó haberle disparado. Nema Bollini de Prado: Tenía 58 años cuando la secuestraron, en 1985. Su familia era dueña de una concesionaria de autos. Estuvo 32 días en el sótano de la casa de los Puccio, atada con una cadena al tobillo. Fue la única sobreviviente. VictimariosArquímedes Puccio: Líder y cerebro de la banda. Contador público. Vinculado con la derecha peronista, fue funcionario de la Cancillería y Secretario de Deportes de la Municipalidad de Buenos Aires en 1973. Condenado a perpetua por los cuatro casos que cometió la banda. Por tener más de 70 años, cumple arresto domiciliario. Alejandro Puccio: Hijo de Arquímedes. Fue jugador de rugby del CASI y de Los Pumas. Regenteaba una casa de artículos de windsurf. Lo detuvieron el 23 de Agosto de 1985, cuando liberaron a Bollini de Prado. Murió en 2008. Guillermo Fernández Laborda: Su confesión les permitió a los investigadores desarticular la banda. Dijo que fue él quien disparó contra Naum y Manoukian. Lo condenaron a reclusión perpetua. Victoriano Franco: Era Teniente Coronel retirado. Participó en el secuestro de Aulet y le dio su arma a Fernández Laborda para que asesinara a Naum. Su condena fue de prisión perpetua. A los 84 años murió en la cárcel.Roberto Oscar Díaz: Fue el último en sumarse a la banda. Conoció a Arquímedes Puccio en una agencia de autos de Llavallol. Entregó a Nélida Bollini de Prado, la única que sobrevivió a sus captores. Confesó ante la Justicia que mató a Aulet. "Me pidieron una prueba de sangre para incorporarme a la organización" dijo. Condenado a perpetua. Gustavo Contepomi: Arquímedes Puccio lo convocó para formar parte del grupo. Era amante de una mujer, familiar de Aulet, y se lo consideró el contacto para llegar al empresario. Murió en la cárcel cuando ya tenía más de 70 años. Daniel Puccio: Alias Maquila. Hijo de Arquímedes. Fue detenido en 1985, cuando negociaba el rescate de Bollini de Prado. En 1997 le dieron 13 años. Estaba en libertad y nunca se presentó. Está prófugo, según los familiares de las víctimas, en Brasil.Herculeano Vilca: Era un albañil que se encargó de acondicionar el sótano de la casa de los Puccio. En el juicio admitió haber cavado la fosa donde enterraron a Aulet. Le dieron 10 años, que ya cumplió.

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