miércoles, 16 de abril de 2008

Los sonidos del cementerio

Olga pidió cantar por su hija. Se colocó el poncho y abrió la carpeta con la letra de la canción. Los demás integrantes del coro se acercaron a ella, mientras el profesor rasgaba nervioso la guitarra. Cientos de personas estaban en silencio bajo la llovizna. En la penumbra de la capilla, ubicada en la entrada al cementerio del pueblo, el esposo de Olga permanecía parado al lado de urna blanca del tamaño de cuatro cajas de zapatos. Estaba cubierta por la bandera argentina y tenía una rosa encima. Adentro, los huesos de un cadáver encontrado después de 29 años.

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